sábado, 13 de junio de 2020

No es justo.




Mediáticamente, todo cuanto rezume a verdad tiene la batalla perdida en lo que a popularidad y difusión se refiere .
Mediáticamente, todo cuanto apunte a urgencia, a rapidez y superficialidad, tiene clientela asegurada .

¿Cuantas personas se quedarían atentas a un debate en el que los participantes se respetaran en el uso de la palabra y se escucharan de verdad unos a otros?

¿Qué público resistiría y pagaría entrada por escuchar argumentos cargados de principio a fin de sensatez y sentido común?





La masa quiere espectáculo, desorden, alimentar su lado oscuro con lo que sea.
¿A quien en verdad le interesa un debate profundo y centrado sobre un solo tema ? Por desgracia solo a unos pocos.
¿A quién de verdad le importa llegar a media verdad acerca de algo? Cada vez a menos.

¡Qué viva el circo y que muera la dignidad humana!


Es lo que toca, pero conmigo no contéis.





martes, 31 de marzo de 2020

El verano llegará.

No somos tan importantes, ¿os habéis dado cuenta?
Todo sigue girando, aunque nosotros hayamos dejado de hacerlo.
La imparable fuerza del mundo que habitamos sigue abriéndose paso, con o sin nosotros. Porque la vida no espera, no pide permiso, ni tampoco perdón. Simplemente es.


El verano llegará. No el día que nosotros hemos decidido que debe hacerlo, sino cuando él quiera…con sus días más largos y sus atardeceres rojizos. Y aunque pasáramos diez inviernos encerrados, el universo ahí fuera seguirá sin entender de balcones, ni de aplausos, ni de los miedos que nos abordan cuando nos vamos a dormir.
No había mensaje más potente. No había manera más clara de recordádnoslo: somos invitados. Somos huéspedes en una casa que no nos pertenece, que no nos rinde cuentas, que no nos necesita. Tal vez ahora lo entendamos.





Puede que después de esto seamos un poco más capaces de comprender cuál es nuestro verdadero compromiso, cuál es nuestra verdadera misión. Tal vez, después de esto, miremos al mundo de otra forma, con la humildad de quien se sabe finito, de quien se sabe vencible, de quien sabe que solo tiene una oportunidad.
Y esa, probablemente, es la más importante lección: solo tenemos una oportunidad.
Solo tenemos una oportunidad para decidir cómo salimos de esto. Solo una para darnos cuenta de lo que de verdad importa. Una, y no más, para cambiar, para apreciar, para vivir, para reconocernos unos a otros.
Ahora que el mundo que hemos construido se tambalea, las cosas realmente valiosas de la vida cobran más sentido que nunca, por fin nos despertamos de un sueño egoísta en el que se nos olvida constantemente darnos la mano.
Y es que esto no va de países, ni de ciudades, ni de gobiernos, ni de putas fronteras…Esto va de personas. De seres humanos que, a la fuerza y a la vez, se han visto obligados a recordar una verdad universal: solo el amor nos puede salvar.
El amor de quienes arriesgan su vida para proteger la de los demás, el de quienes de pronto toman conciencia del valor de lo que les rodea, el de quienes añoran tantas cosas antes dadas por hecho, el de quienes arriman el hombro de manera desinteresada, incluso el de quienes se dan cuenta de que estaban viviendo una vida sin amor.
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Llegados a este punto, esto va de cuán capaces somos de dejar de mirar hacia dentro para mirar hacia fuera, de cuánto de grande necesitábamos la bofetada para aterrizar. Porque sí…esta es, sin lugar a duda, una de las pruebas más importantes a las que nos vamos a enfrentar jamás.
Mañana  volverán a dar las 20:00h en el hemisferio norte. Mañana, una vez más, millones de aplausos volverán a despegar desde los balcones. 

En nuestras manos está que, el día de mañana, ese aplauso tenga sentido.



viernes, 24 de febrero de 2017

"No hay chicas gamers, es postureo"


¿Bonito el titulo, verdad? Es una de las primeras cosas bonitas que he visto hoy al abrir los ojos y ponerme a dar un vistazo rápido a mi cuenta de Twitter.   


A mis 35 años, he visto y he vivido en mis propias carnes cómo una chica a la que le gustasen los videojuegos era una rara avis. 

Y ojalá pudiera decir que no he oído comentarios sexistas, pero mentiría descaradamente.  

Las gamers tenemos que enfrentarnos a diario a un acoso machista en redes sociales y medios especializados que nos tilda de "chupamandos'" o "marimachos" entre otras cosas encantadoras.  

Los clichés van desde que eres una camionera o una lesbiana, una gorda que no tiene amigos o una tía rara, hasta que solo lo haces para llamar la atención de los jugadores y conseguir regalos de ellos. 

Luego están los que dicen no ser machistas y que juegan contigo "como si fueses un tío más"...AJÁ. Tratos paternalistas y tratos de favor que tú en ningún momento has pedido, que irritan y mucho.  Ese mansplaining, el "quita, que yo te explico", absolutamente todo lo que hacen con "buena intención" es un puñetero despropósito.




Y no solo pasa dentro de los videojuegos en sí, pasa en todo lo que los rodea. Si haces cosplay, te votan en función de tu físico (aunque te hayas dejado la puñetera vida en prepararlo y sea increíble) y si llevas ropa de alguna saga de videojuegos, te harán un test completo para ver si solo eres una farsante que quiere llamar su atención ( no olvidemos que los protagonistas son siempre ellos) o de verdad eres una chica aútenticamente friki.   





Luego que si estamos quemadas y saltamos por todo, pero es que a ver, A VER, nos tenéis hasta el coño.


sábado, 22 de febrero de 2014

Estúpida estupidez humana




Cuando yo era pequeña estaban "de moda" los bobtail y todo el mundo tenia o quería tener uno, pero a los pocos años fueron sustituidos por los caniches y los cokers.

Mas adelante llegaron los pastores alemanes, que habían sido considerados perros potencialmente peligrosos en los años 70, (¿en serio?), después los doberman que pronto fueron también devorados por una leyenda negra basada en estupideces sin base científica, lógica ni biológica como que el cerebro les crecía demasiado en comparación con el cráneo y por eso se volvían completamente locos y agresivos (tócate el higo, Manoli).

Después se pusieron de moda los samoyedo y los chow chow , los spitz toy para las señoras cursis, seguidos de los huskies y los alaska malamute (y es que todo el mundo sabe que donde mejor puede estar un perro nórdico es en un país mediterráneo).

En la versión mini, los reyes fueron los yorkshire, acompañados por los malteses y algún que otro Tzi Tzu. Después boxers, rottweilers, bull terriers y algo más tarde los perros de pelea como los pitbulls, staffordshire, y una autentica plaga con los bulldog ingleses.

Bulldog francés, galgo, carlino y  bichón maltes son los que ocupan hoy en día el  "Top Ten" de moda perruna y estoy segura de que todos conocéis al menos a una persona que se haya decantado por tener alguna de estas razas como mascota CASUALMENTE.


Que gilipollas es la gente...







A lo que iba, que desde que era bastante pequeña apenas he vuelto a ver un solo bobtail y es porque ahora la gente dice que son feos.
Si, feos, antes no lo eran pero ahora sí, como las chaquetas con hombreras o los pantalones campana.

O sea que ya no se llevan los bobtail, pues vaya.

Sí amiguito, la gente ya no te quiere porque eres diferente y les pareces feo. Además ya te toco vivir tu época dorada y tienes que ser generoso para que otros también disfruten de la suya. Y es que  vosotros, seres vivos, no dejáis de ser una puñetera moda, un mísero complemento para algunos que dicen llamarse "humanos".  

Ya, yo tampoco entiendo nada de todo esto, pero tú no te preocupes que no es culpa tuya, es que la gente es, ha sido y será siempre IMBECIL.




viernes, 14 de febrero de 2014

La única persona a quien merece la pena admirar es a uno mismo. O no.




< Bukowski es como el Corto Maltés, o las actuaciones de Robert De Niro o Michael O'Rourke: todo lo que lees es lo mismo, huele al mismo sudor, te deja el sabor amargo de un antiguo chiste contado para distraer a la muerte, te envicia Bukowski porque las palabras tienen su aliento y puedes sentir la saliva que escupen, y sus historias de bares y pensiones son las mismas que tú vives en los mismos bares y las mismas pensiones. >




Desde que tengo uso de razón siempre he admirado e idealizado absolutamente todo lo que me ha ido gustando o causando buena impresión. 
Si de pequeña me gustaba un juguete amaba ese juguete, si de adolescente escuchaba una canción y me parecía bonita ya era la mejor canción jamás escrita y nadie podía discutírmelo, ¿la película que acababa de ver en el cine? la mejor del mundo mundial. 
Esto también me pasaba con actores, escritores, cantantes, y cualquier personajillo al que le diesen un poco de bombo y me resultase majete.
Claro está que con la misma velocidad que me venia ese fanatismo extremo, se me iba, me cansaba, me empezaba a parecer una mierda o yo que sé. 

Hasta que llego él.

Tendría unos 19 años la primera vez que leí a Bukowski, sin ganas, porque estaba convencida de que a mi ese señor borracho y extravagante del que me habían hablado no podía contarme nada interesante, que su rollo no iba conmigo. SI, ME EQUIVOQUE.
Me equivoque tanto que muchos años después ese genio borracho aún consigue ponerme los pelos de punta cada vez que mis ojos se cruzan con alguno de sus textos, y a veces, en noches como hoy, me resulta totalmente imprescindible pasar un rato perdida en alguno de sus poemas. 

Alguien dijo una vez  "La única persona a quien merece la pena admirar es a uno mismo".
Está claro que ese alguien no conocía al viejo.














"


Oigo incluso cómo ríen 


Las montañas 


Arriba y abajo de sus azules laderas 


Y abajo en el agua 


Los peces lloran 


Y toda el agua 
Son sus lágrimas.


Oigo el agua 


Las noches consumo bebiendo 


Y la tristeza se hace tan grande 


Que la oigo en mi reloj, 


Se vuelve pomos sobre la cómoda 


Se vuelve papel sobre el suelo 


Se vuelve calzador 


Tique de lavandería 


Se vuelve 


Humo de cigarrillo 
Escalando un templo de oscuras enredaderas.


Poco importa 


Poco amor 


O poca vida 


No es tan malo, 


Lo que cuenta 


Es observar las paredes, 


Yo nací para eso 
Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.
 Culminación del dolor, Charles Bukowski.





No es justo.

Mediáticamente, todo cuanto rezume a verdad tiene la batalla perdida en lo que a popularidad y difusión se refiere . Mediáticamente, todo cu...